¿Sabes, cariño? Yo no creo en el destino. ¡ Eso de que estamos predestinados es mentira ! ¿De qué serviría vivir, entonces? Si hicieramos lo que hicieramos hubiese un guión escrito, ¿para que mover un dedo? ¿No sería más fácil sentarnos a esperar? Pues no, ¡ porque la vida es un continuo sube y baja ! Es una montaña Rusa. Está hecha de todo lo que haces, lo que no haces, lo que dices y lo que no dices. ¿Sabes qué más? El destino se lo inventaron los vagos y los arrepentidos. Los primeros porque así no debían mover un dedo; ¡ lo que tenga que ser será ! Los segundos porque así podían culpar a alguien de sus errores; ¡ esto es cosa del destino ! Pero tú y yo no nos vamos a sentar a esperar ni tampoco miraremos a otra parte. Tú y yo vamos a vivir la vida al máximo, que aunque dure poco, deje buen sabor. Ese es el plan.


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